viernes, 9 de agosto de 2013

Cuarto Día de Novenario



El jueves fue la cuarta jornada de nuestro Solemne Novenario. Presidió la Santa Misa Don Ramón de la Trinidad Piñero Mariño, Delegado Episcopal para la Familia y la Vida, Notario de la Curia y Profesor de Sagrada Teología. Celebrándose en ese día la Memoria de Santo Domingo de Guzmán, Fundador de la Orden Dominica, su predicación se centró en el Santo Rosario, al que definió como el breviario de los pobres y los sencillos, una oración que sirve para contemplar los Misterios Gozosos, Luminosos, Dolorosos y Gloriosos de Nuestro Señor, teniendo a María Santísima como Mediadora. Como de costumbre en estos días, los fieles llenaban el Templo Parroquial.

Nuestra Patrona lucía hermosísima un terno donado por un donante cuyo nombre desea conservar en el anonimato, consistente en manto y ceñidor azul inmaculada y oro, y corpiño y saya en terciopelo azul pavo con filetes en hilo de oro. Adornaban a la Santísima Virgen un crufijo en oro y pendientes antiguos sobre el pecherín, anillos de oro y piedras preciosas en sus manos, una pulsera con dijes enmarcando el ceñidor, del que pendía un rosario en plata y fajín de Generala. Enmarcando su dulce rostro, como todos los días del Novenario, el halo de alpaca plateada que estrenó el primer día.

Igualmente señalamos que la casulla que los predicadores utilizan en este Solemne Novenario ha sido elaborada por las Mayordomas, en damasco de seda y oro en realce, y los galones centrales se han realizado con el mismo tejido del manto que la Santísima Virgen de Gracia luce cada día. Del mismo modo las estolas han sido confeccionadas por ellas con gran esmero en el mismo tejido de la casulla.

Dentro de los estrenos de este año destacan las dos grandes lámparas votivas que se han dispuesto en las retropilastras laterales interiores del presbiterio. Realizadas en alpaca dorada, son de estilo neobarroco, de forma conopial, con profusión de adornos en el lampadario, y cuatro Querubines, que sujetan las cadenas de grandes eslabones planos que se recogen en un coponcillo. Las palomillas que las sujetan son antiguas de la propia parroquia, que han sido restauradas y patinadas en oro líquido, haciendo juego con el retablo, el cual fue recientemente limpiado y dorado nuevamente, para recuperarse de los estragos del incendio que sufrió hace unos años.

Que estas lámparas nos sirvan para que seamos como ellas, velas que alumbran e iluminan a nuestra Madre Celestial y a su Divino Hijo perpetuamente, que seamos reflejo de la luz de Dios, único sol que ilumina nuestras vidas en esta tierra.

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