Pasadas las ocho de la mañana del jueves día 15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de Nuestra Señora en Cuerpo y Alma a los Cielos y Función Principal de la Santísima Virgen de Gracia, había ya fieles ante las puertas del Templo Parroquial para poder acceder a su interior a partir de las once, hora en las que éstas se abrirían para permitir el acceso. Los técnicos ultimaban la colocación de la pantalla gigante y la megafonía que la Parroquia había dispuesto en la Plaza para que todos los que no cupiesen en el interior, por motivos de seguridad, pudieran seguir sin problemas el desarrollo de la Coronación desde el exterior. Todo el pueblo estaba en la calle a esa hora de la mañana, los balcones terminaban de engalanarse con mantones, colchas, colgaduras, reposteros, los vecinos se habían reunido el día anterior para adornar las calles. Todo estaba ya preparado.
A las once se abrieron las puertas y el pueblo comenzó a entrar. Junto a ellos las más altas Autoridades honraban a Membrío con su presencia, dando una dignidad al acto que demostraba que la devoción a María Santísima de Gracia supera ampliamente los límites de Membrío. A la cabeza de ellas el Delegado del Gobierno en Extremadura, Don Germán López Iglesias; Don Emilio Borrega, Vicepresidente de la Diputación Provincial; la Duquesa del Arco, Don José Antonio Hurtado, General de la Tercera Zona de la Guardia Civil; Don Tomás García Gazapo, Teniente Coronel de la Guardia Civil de Badajoz; el Comandante en Jefe de la Guardia Civil en Cáceres, Don Rafael Roldán Porras; el Alcalde de Membrío, Don Agustín Gilete y toda la Corporación Municipal; Alcaldes y Concejales de Valencia de Alcántara, Carbajo y Salorino, Juntas de Gobierno de Hermandades y Cofradías de toda Extremadura ocupaban los primeros bancos del lado del Evangelio. En el lado de la Epístola, las siete Mayordomas de la Santísima Virgen en sitial destacado: Doña Isabel Caballero, Doña Engracia Cantero, Doña Fernanda Méndez, Doña Ángela García, Doña Trinidad Bodes, Doña Fernanda Mogedano y Doña Emiliana Panadero. Tras ellas la Comisión pro Coronación y Obra Pía, el Consejo Parroquial, las Cofradías de San Bartolomé, San Antonio y el Cristo, benefactores y donantes, entre otros invitados de la Diócesis.
A las doce partía del Salón Parroquial, que sirvió de sacristía, la Procesión Pontifical, presidida por Monseñor Francisco Cerro Chaves, Obispo de Coria-Cáceres. La abrían la Cruz Parroquial, escoltada por ciriales y la integraban los seminaristas mayores que ejercieron de acólitos, el Ceremoniero, más de una veintena de hermanos del Lumen Dei, los Padrinos y Madrinas portando y escoltando la Corona en sus andas, tras ellos dos Diáconos y una decena de sacerdotes. Recorrió las calles de Membrío mientras la Escola del Lumen Dei entonaba cánticos marianos, pasando por el Palacio hasta entrar en la Plaza de la Iglesia e ingresar en el interior del Templo, engalanado como nunca para la ocasión, donde sonaba majestuosa la Coral Truxiello.
Daba comienzo entonces la Santa Misa Pontifical, con una cuidadísima y solemne Liturgia para honrar a Dios y a María Santísima. En su homilía, cariñosa, cercana y paternal, Monseñor Cerro, centrada en el tema de la Coronación Canónica de nuestra Patrona. Dijo que cada vez que se contemplase la Corona se renovase la filial devoción a María y resaltó que ésta es el amor a Nuestro Señor, a su Iglesia y a los más pobres, resaltando la Obra Pía que lleva pareja. Tuvo cariñosas y alentadoras palabras para las personas que permanecían en el exterior de la Parroquia pese al calor de justicia que reinaba, así como para los que seguían la Santa Misa a través de los medios de comunicación social.
Terminado el sermón comenzó el Solemne Rito de Coronación con las Oraciones Previas y la Invocación a la Santísima Virgen. En ese momento, la Corona (diseñada por Clemente Rivas y cincelada por los Talleres de Orfebres Gradit en Lucena) que se encontraba bajo el coro fue portada por las Madrinas Doña Matilde Tejero, Doña Francisca Alfonso, Doña Inmaculada Alegre y Doña Francisca Alfonso hasta los pies del presbiterio. Allí los Padrinos Don Agustín Santano y Don Esteban Limón la llevaron a mano ante el Señor Obispo para la Bendición Solemne, según el Ceremonial Romano, tras lo cual subió hasta el Altar Mayor por la escalinata que daba acceso al altar donde se encontraba la venerada Imagen presidiendo su Templo Titular, acompañado de nuestro Párroco Don Miguel Ángel Álvarez y ciñó sobre las sienes benditas de la Santísima Virgen de Gracia la preciosa diadema. El templo rompió en aplausos, lágrimas y vítores a Nuestra Madre Santísima, al igual que todos los fieles que seguían la Ceremonia desde el exterior en la pantalla gigante.
La Santísima Virgen de Gracia estaba ya Coronada con el Título de Madre de Gracia y Misericordia. Lucía el manto regalado por el pueblo compuesto por un terno en tisú bordado en oro en gran realce. Sobre su pecherín lucía sus mejores joyas, donadas por sus devotos a lo largo de tantos años, entre las que destacaban los conjuntos de oro y aljófar antiguos extremeños, numerosos anillos, la Placa de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, dos rosarios, uno en filigrana de oro y nácar y otro en plata, el jaramago en oro regalado por Clemente Rivas, y, cedidos para la ocasión, el Pectoral del Obispo Álvarez de Castro en oro con un gran rubí sangre de paloma en su centro y un juego decimonónico de pendientes y anillo de esmeraldas y diamantes montados sobre flores de lis.
Tras la Coronación el Solemne Pontifical continuó su marcha. Al llegar el momento de distribuir la Sagrada Comunión los Diáconos, acompañados por el Párroco se dirigieron al atrio para que los fieles que se encontraban en el exterior pudieran comulgar. En la Postcomunión Don Miguel Ángel Álvarez pronunció una emotivas palabras de agradecimiento a las Autoridades por su presencia, al Señor Obispo por el cariño que había puesto en la Coronación, a las personas que habían colaborado con él y, sobre todo, a la Santísima Virgen de Gracia.
Tras ello el Señor Obispo dio lectura del mensaje del Santo Padre, en el que el Papa dirigía hermosas palabras al pueblo de Membrío y concluía con su Bendición Apostólica. Entre las palabras del Papa cabría destacar éstas: "La Virgen María, consuelo y aliento para generaciones pasadas de esta tierra, no dejará de atender a las súplicas de sus hijos de hoy para que puedan llegar al gozo de encontrar a Jesús". Don Francisco regaló un Pectoral copia idéntica del que usa el Santo Padre y su Mitra, que se pusieron a los pies de la Santísima Virgen, junto con la Medalla de Oro de la Real Asociación de Caballeros de Santa María de Guadalupe, que fue entregada por el Presidente de la misma Don Florencio Álvarez.
Tras el canto de la Salve y concluida la Santa Misa Pontifical nuevos aplausos y vivas a María Santísima de Gracia Coronada, y, mientras las Autoridades firmaban en el Libro de Oro, los fieles entonaron espontáneamente el Himno de la Santísima Virgen y el compuesto especialmente para la Coronación Canónica.
A las ocho de la tarde todo estaba dispuesto para la Procesión de la Coronación Canónica, con un recorrido diverso al habitual. La Santísima Virgen de Gracia Coronada estrenaba andas de cuarenta hermanos de carga, realizadas por el carpintero de Membrío Julio Rodríguez, adornadas únicamente con rosas blancas por Flores Avelina de Cáceres y la nueva candelería para cincuenta cirios. Al salir de la Iglesia honores de Jefe de Estado para la Reina del Cielo Coronada en la Tierra. Acompañaron a la venerada Imagen la Banda de Fuente de Cantos, Cruz Parroquial y ciriales, estandartes de las Cofradías, Asociación de Mantillas, pero ante todo y sobre todo, tres mil devotos, según los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, que se convertían en el verdadero manto de la Virgen Santísima en una localidad que posee una población de ochocientos habitantes. Inenarrable su paso por la Travesía, donde parecía que eran los mismos ángeles quienes la mecían, la apoteosis de cohetes y pétalos al pasar por la calle de su nombre. Al entrar en el Palacio comenzó a ponerse el sol y los brillos rosáceos del atardecer traspasaban las filigranas de su Corona. Allí la esperaba el grupo de Coros y Danzas de Membrío que interpretó temas populares extremeños en su honor. Tras ello, el regreso a su Casa, y antes del concierto del Coro Rociero de Cáceres, se redoblaron los vítores que la habían acompañado en toda la procesión, un verdadero estallido de fervor mariano en este pueblo.
Membrío ha vivido ya el día más grande de su historia, donde únicamente María de Gracia Coronada ha sido la protagonista de una jornada inolvidable y se ha lucido como Ella sólo merece. Los membrilleros han dado un ejemplo impecable de fieles católicos y de devoción mariana a toda la Diócesis, acompañados de devotos de otras localidades, ellos han sido el Manto y la Corona de su Patrona Celestial y se ha visto, finalmente coronada la Fe de un Pueblo.
Realmente bello este post, pues al leerlo vuelvo a revivir todos y cada uno de los entrañables momentos de ese día.
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