domingo, 28 de julio de 2013

Vírgenes Coronadas: Nuestra Señora de la Montaña


En esta nuestra sección, traemos hoy una de las grandes devociones de Extremadura, la Santísima Virgen de la Montaña, la primera imagen coronada de nuestra Diócesis y Patrona de Cáceres, pero cuya devoción se extiende, no sólo a la capital, sino también a toda la provincia y a Badajoz.
 
Francisco de Paniagua, eremita nacido en el último tercio del siglo XVI, en Casas de Millán, provincia de Cáceres,  fue el iniciador del  culto a  Nuestra  Señora de la Montaña  (en un principio bajo la advocación de Nuestra Señora de la Encarnación y de Montserrat).
 
Construyó una cabaña en la Sierra de la Mosca, donde se había retirado  para vivir  su fe, aprovechando  el abrigo  de los peñascos más altos  y donde colocó,  en el saliente de una roca, la imagen de la Virgen.
 
La   construcción   de  la   capilla   fue   posible  gracias   a  la colaboración  de  los  habitantes  de  Cáceres y  su entorno, adonde Francisco  Paniagua  bajaba regularmente con la pequeña imagen a
pedir donativos.
 
Desde el  principio contó con  el apoyo y la  inestimable ayuda de  D. Sancho de Figueroa, párroco de Santa María y  Vicario  de  la Diócesis en Cáceres,  que colaboró económicamente  con  Paniagua
y  le aconsejó durante más de 14 años  para la curación de su alma.  Entre  otras  colaboraciones  contribuyó en la  compra de la imagen original y celebró la primera Santa Misa en la ermita el 25 de marzo de 1626, fiesta de Ntra. Sra. de la Anunciación.
 
La  primera  bajada  de  la  Virgen a Cáceres, desde su ermita, tuvo lugar el 3 de mayo  de 1641, para celebrar una rogativa por la sequía. La segunda bajada fue en 1651, con motivo de la peste que
 asolaba la ciudad. En  1665, nuevamente a consecuencia  de  la peste, en  esta ocasión  contagiada  por un tercio de tropas que llegó a la ciudad y por  la que  murieron  400 civiles y 438 soldados. Se bajó la Virgen en procesión hasta Santa María, donde  se  le  ofreció un novenario, desapareciendo  todo  mal. En 1670 se bajó la Virgen por una plaga de langosta. Posteriormente volvió a bajar por la sequía en los años 1673, 1675,  1678,  1679, 1680,  1683, 1689, 1691,  1694, 1697, 1698, 1699 y 1700.
 
En  el  siglo  XVIII  se  bajó  a la Virgen en 23 ocasiones por las diferentes  sequías y  una en 1763 por una epidemia  de tabardillos que  dejó   600  muertos  entre   militares  y  civiles.  En  todas  las
ocasiones  que  bajó la Virgen de la Montaña, durante los siglos XVII y  XVIII  por sequías o enfermedades, llovió o desapareció la peste o el contagio.
 
Ya ostentando el título de Patrona de Cáceres bajó por primera vez  en  1906. En  esta época  la  bajada  de  la  Virgen  tenía  una frecuencia cuatrienal, aunque en los tres años intermedios también
se celebraba el Solemne Novenario.Entre 1941 y 1945 se acordaron bajadas anuales, costumbre que se mantiene hasta nuestros días.
     
Las primeras ordenanzas (1635) dicen que la Fiesta de la Virgen fuera  el 25  de  marzo,  día de la Encarnación. En 1784, la Sagrada Congregación  de  Ritos  ordenó que la fiesta  se celebrase el primer Domingo de Pascua de  Resurrección.  En 1832, el Obispo de  Coria trasladó la fiesta  al cuarto domingo de mayo.  En 1860, la cofradía acordó celebrar la fiesta el 8 de septiembre,  pero no llegó a arraigar esta fecha. En 1906, al ser declarada Patrona de Cáceres,su  Fiesta pasó al  segundo domingo de  Pascua de Resurrección. En 1975, la  Junta Directiva  determinó  que  la fiesta  tuviera  lugar el primer domingo de mayo.
 
 La talla de la Imagen de la Virgen de la Montaña puede situarse cronológicamente  entre los años 1620 y 1624 (ó 1626, según otras fuentes).  Fue  encargada   por  el   eremita,   iniciador   del  culto,
Francisco  de  Paniagua   y   el  clérigo   Don  Sancho  de  Figueroa, fundador de la Cofradía.
      
Aunque es de autor desconocido, guarda similitudes estilísticas con  la imaginería  Sevillana   del  siglo XVI,  y que  algunos  talleres mantienen durante el siglo XVII. Son tallas similares las de la Virgen del  Pilar de Zaragoza  y  la  de  los  Desamparados de Valencia.  La imagen  es  de cuerpo  entero y está realizada en madera de nogal policromada; se presenta en posición erguida, situada  sobre peñas terminadas  en   prismas.   Sostiene   al   Niño  Jesús   en  el  brazo izquierdo, el cual mira a la Madre con amor y Ella a los devotos.
 
La imagen lleva tallado un manto de color azul, que cae desde la  cabeza,  y  una  túnica  de  colores  rosa  y oro,  sujeta  con  un cíngulo.  Por  influencia  de  cierta  moda  renacentista, aun siendo
una  imagen de talla  completa,  se  presenta a la veneración de los fieles ataviada con vestido, delantal,  manto y toca. Para conseguir asentar los mantos convenientemente  fue necesario cortar algunas de las  aristas de las rocas en  forma de prisma y sujetarle las ropas con   clavos  colocados   en   los   hombros.  Todos   ellos  han  sido eliminados  en  la  actualidad por considerarse perjudiciales para la talla  y  los  mantos  se  apoyan  en  una estructura metálica que se
apoya en la base cuadrangular,  dejando completamente liberada a la imagen y a salvo de  los daños que  pudieran causar sobre ella el peso de los mantos.
 
 Técnicamente,  la talla  presenta una buena ejecución, tanto en los pliegues como en las proporciones y  los detalles anatómicos. La  imagen  está  formada  por  varias  piezas  de  madera de nogal
ensambladas mediante clavos, reforzando  estas uniones  con telas encoladas.  Es  de  madera  maciza;   es   decir,  no  se  encuentra ahuecada,  como era  habitual,  para  aligerar  su  peso y evitar los bruscos  movimientos  de  contracción  y  dilatación  de la  madera. Solo  se observa  una  oquedad  en  un  pequeño  fragmento  de  la cabeza,  que está recubierto  por  un trozo de madera de la misma talla, con forma de tapadera.
 
Se  trata de  una imagen que atrae  y cautiva  por su perfecta proporción  y  el  acabado  de  su  talla.  La  altura  total  es  de  58 centímetros y 25 centímetros en el Niño. Descansa sobre una peana
cuadrangular de 25 centímetros de lado, en la que reza la siguiente leyenda: 
 
                      “NUESTRA SEÑORA DE MONSERRATE”.
 
 Fue declarada Patrona Principal de la Ciudad el 2 de marzo de 1906,  y  su  coronación  canónica  tuvo  lugar  el 12 de octubre de 1924. Para mayor información podéis consultar la página web de la Real Cofradía de Nuestra Señora la Santísima Virgen de la Montaña, que ya ha confirmado su asistencia a la Solemne Ceremonia de la Coronación Canónica de la Virgen de Gracia.

Que la Cacereña Bonita nos proteja a todos desde su Ermita y nos ayude en estos preparativos de la Coronación Canónica.

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