Como ya se avisó en días anteriores el Templo Parroquial se cerrará el próximo 20 de julio y no reabrirá sus puertas hasta el inicio del Solemne Novenario anterior al gran día de la Coronación Canónica, momento hasta el cual todos los Cultos se trasladarán al Salón Parroquial. Ya os hemos informado también de alguno de los trabajos en curso (como el arreglo de los bancos que desinteresadamente está llevando a cabo la Cofradía del Cristo, la limpieza de las campanas por la Cofradía de San Antonio o la instalación de la nueva iluminación donada por un feligrés que desea permanecer en el anonimato) y hoy os explicamos que labores se desarrollaran dentro de la Iglesia mientras ésta permanezca cerrada.
El trabajo más complejo será el pulido y abrillantado de todo el suelo del Templo, que realizará una empresa especializada y que servirá para que el pavimento esté reluciente no sólo para los actos de la Coronación, sino para años sucesivos. Por este motivo no estamos hablando de una limpieza o de un lavado de cara, sino de una labor de envergadura.
Junto a ello se acondicionará y pintará la sacristía, e, igualmente, se completará la pintura de la parte del exterior de la Iglesia que no fue pintada en meses anteriores y se repasarán los desperfectos que las lluvias torrenciales de este año han ocasionado en la parte que sí se pintó. Todo ello hará que nuestra Madre tenga su casa reluciente en su gran día.
El Salón Parroquial también será pintado y convenientemente arreglado, tanto para el traslado de los Cultos a él, como para el día de la Coronación, en el que tendrá un papel importante.
Todas estas reformas van a ser costeadas íntegramente con recursos propios de la Parroquia para la Coronación Canónica. Tendremos unos días el Templo cerrado, pero veréis todos cómo el sacrificio merece la pena. Todo por nuestra Madre y su Santísimo Hijo.
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